domingo, 16 de marzo de 2008

La Santa Sede vuelve a sacar los colores a la ONU

Una vez más, el Nuncio Apostólico de la Santa Sede ante la ONU, vuelve a sacar los colores a la ultracapitalista y masónica ONU. Rabo, dos orejas y vuelta al ruedo para la siempre valiente Iglesia Católica.

Y es que no es la primera vez que un representante de la Santa Sede en la ONU arrastra los aplausos de la gran mayoría de los países empobrecidos de la tierra, musulmanes incluidos, al denunciar la dictadura capitalista.

En esta ocasión, durante la séptima sesión del Concilio de los Derechos Humanos celebrada en la sede de la ONU en Ginebra, Mons. Silvano M. Tomasi, destacó que la salud comienza con el derecho que todas las personas tienen a la vida.

"No ignoremos o neguemos el derecho a la vida a aquellos cuyas condiciones son más vulnerables y puedan depender enteramente del cuidado de otros", enfatizó el Arzobispo y mencionó a "aquellos que necesitan protección especial", como los niños no nacidos y aquellos que tienen graves enfermedades.

Mons. Tomasi no se quedo sólo ahí, sino que recordó que la defensa del derecho a la vida digna implica un compromiso a defenderla "desde la concepción hasta la muerte natural" y advirtió que aquello que se refiere a "cuidado obstétrico de emergencia" no sea "nunca malinterpretado para justificar el término forzado de una vida humana antes del nacimiento".

El Arzobispo destacó que "la Santa Sede reconoce también la necesidad de asegurar el acceso a la asistencia espiritual entre las condiciones que garantizan un aprovechamiento pleno del derecho a las salud" y subrayó el "papel clave que puede y debe ser concedido a las organizaciones religiosas, por su capacidad de consolidar la infraestructura sanitaria y por su gran ayuda a los pobres y más necesitados".

En su discurso, también recordó las palabras del Papa Benedicto XVI, quien dijo que "la construcción de un futuro más seguro por la familia humana significa primero y sobretodo trabajar por el desarrollo integral de las gentes, especialmente a través de la provisión de un cuidado adecuado de la salud".

Mientras que la ultracapitalista y masónica ONU, que sólo el año pasado condenó a trabajos forzados y a muerte al 80% de la población mundial, escogió, dentro del 5º Objetivo del Milenio, el aborto o la esterilización para “reducir a la mitad las personas que padezcan hambre para el 2015”, la Iglesia Católica defendió enérgicamente el derecho a la vida digna de todas las personas desde su concepción en el vientre materno hasta su muerte natural.

Esta es la gran batalla de la Iglesia, la defensa de la dignidad del ser humano frente a quienes, haciéndonos creer a la sociedad que la ONU está comprometida en la lucha contra la pobreza, asesinan en nombre del imperialismo capitalista para asegurar así la continuidad del orden económico y político actual: el capitalismo, enemigo número uno de la Iglesia y de la humanidad.

Una vez más, me siento orgulloso de tener una Madre como la Iglesia, la mayor asociación de pobres del mundo, dispuesta a defender la dignidad humana allá dónde se cuestiona y se agrede.

Flecha

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