miércoles, 2 de enero de 2008

Defendiendo la familia, buena manera de empezar el año

Que mejor manera que empezar el año que defendiendo la familia, fuente indiscutible de solidaridad. Así lo hicieron el pasado domingo cientos de miles de familias, 6 o 7 personas según el diario El País.

Lo cierto es que en un momento como en el que vivimos, en el que la familia está siendo atacada de manera feroz, no solo desde el gobierno sino desde el sistema, se agradece gestos como este.

Creo que es totalmente falso que el ataque a la familia venga solo desde izquierda oficial sino del propio sistema capitalista, del que también participa la derecha.

La familia, como núcleo básico de la sociedad, es un auténtico motor de cambio. A lo largo de la historia la familia ha sido la semilla de los grandes transformaciones sociales y de los principales procesos revolucionarios. Es por ello por lo que la familia, y más la católica, es una auténtica amenaza para un sistema como el capitalista y liberal.

El sistema nos quiere esclavos, esclavos sin vinculaciones afectivas. Sobran los matrimonios, sobran los niños -para eso está el aborto- y sobran los mayores, hasta ahora abandonados en los geriátricos o residencias y dentro de poco exterminados como en Holanda con la eutanasia.

El sistema capitalista quiere borrar de un plumazo la familia, y para ello lucha en todos los frentes. Este sistema, que nos quiere máquinas de producción y consumo, ha conseguido terminar con el matrimonio y ha desprestigiado el sexo convirtiéndolo en una simple necesidad biológica ¿tengo ganas? pues me acuesto con quien sea, no importa si hay amor o no, lo importante es satisfacernos nosotros, un ejemplo más del egoísmo del actual sistema capitalista. Sin matrimonio, civil o religioso, es difícil que exista una familia sólida, y sin familia el sistema consigue lo que persigue. Los niños son abortados y nuestros ancianos abandonados. Cada año en España mueren miles de ancianos en la tristeza de la soledad, no hablemos ya del genocidio silenciado del aborto.

El sistema también ha sido capaz de enfrentar a padres e hijos, ha infectado a las familias con el virus de la incomunicación y la violencia, los padres solo viven para el trabajo, apenas pasan tiempo con sus hijos y los hijos han roto todo vínculo con los padres, en el peor de los casos nos encontramos con hijos que han perdido el respeto a sus padres y se han enfrentado a ellos con la misma violencia del sistema. Cada vez son más las familias que se rompen, y por si esto fuera poco, el sistema nos ayuda con el divorcio exprés.

El sistema tiene lo que quería, hombres y mujeres independientes, sin vínculos afectivos, que cuando tienen su "necesidad biológica" se acuestan con quien esté más cerca. No nos preocupemos, para este nuevo fenómeno el sistema ya ha preparado los pisos de 30 metros cuadros, el aborto está al orden del día y dentro de nada podremos practicar la eutanasia a nuestros padres como derecho constitucional. Nosotros solo tenemos que preocuparnos de trabajar y consumir para el sistema. Consume, consume hasta morir.

Frente a esto, aun quedamos los que creemos en la familia como célula básica y natural de la sociedad, del amor de la pareja, del matrimonio civil o religioso como compromiso, el amor abierto a la vida; y el respeto y cariño que se merecen quienes nos dieron la vida y tanto han luchado por nosotros, nuestros padres y abuelos. La comunicación entre padres e hijos, el derecho a que sean los padres quienes los eduquen....

Quienes han trazado la nueva ingeniería social mundial lo saben mejor que nadie, el sistema capitalista sabe lo que hace. El sistema quiere dominar la familia porque es un reducto de amor gratuito y desinteresado, probablemente de los pocos que quedan. Desintegrando la familia aumenta la debilidad de la sociedad y por tanto es más fácil su control.

Ahora llega el dilema... ¿con o contra un sistema que nos quiere esclavos? Sin duda, contra el sistema, el resto es marear la perdiz.

Flecha

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